Recordamos la utopía desde una sola mirada: sociedades paritarias y felices sin diferencias ni clases sociales. Si hubo futuros trazados desde posiciones liberales, no se nos ocurre otra forma que la distopía: futuros de pesadilla, sin libertad y con diferencias de clase abismales. Pero esto no explica su fertilidad e influencia. Si el liberalismo hizo de los sueños de la izquierda una distopía, ¿pudo ser porque quien soñaba era él? En estas páginas se analizan esas promesas, para aclarar el ocaso neoliberal de todo futuro, y de nuestro capitalismo sin horizonte.
"Todos deberían leer El sueño de Gargantúa: si ignoras su moraleja, tarde o temprano pagarás el precio en tus propias carnes."