Teólogos de todas las épocas han reconocido las posibilidades de la virtud que brinda la doctrina de la virtud para presentar de manera sistemática la antropología cristiana, es decir, la propuesta de espiritualidad y la conducta moral que nacen de la vivencia del Evangelio. Esta presencia constante en la tradición cristiana resulta aún más llamativa al recordar que la categoría "virtud" no es un concepto propiamente bíblico, sino que, por el contrario, hace parte de la herencia filosófica y cultural grecorromana. El carácter foráneo de dicha noción en el lenguaje bíblico ha dado lugar a oposiciones y rechazos de quienes la consideran una invasión de la filosofía pagana dentro de la fe cristiana. Sin embargo, a pesar de las controversias, la doctrina de la virtud sigue ocupando un lugar central dentro de la comprensión cristiana de lo humano. Este libro plantea como tesis central que, así como ha ocurrido en otros periodos de la historia, el resurgir contemporáneo de la doctrina de la virtud en el campo de la filosofía y de la cultura puede enriquecer la reflexión teológica, la comprensión cristiana del ser humano y la presentación de la vida nueva ofrecida en Cristo.