Todo era perfecto. India Marchant planeaba su boda de cuento de hadas y lo único que faltaba era que Aidan, el novio, dijera "Sí, quiero". ¡Pero no lo hizo! Y no sólo eso, acusó a India de cazafortunas y la dejó plantada en la iglesia.
Un año más tarde, Aidan volvió a aparecer. India fingió indiferencia, no iba a ponérselo tan fácil otra vez, pero Aidan seguía decidido a vengarse: ayudaría a la familia de India a resolver sus dificultades económicas, pero por un precio. El precio era India...