La eutanasia adquirió en Colombia un nuevo significado con la historia de Ovidio González Correa, quien se convirtió en un personaje icónico por ser el primer ciudadano a quien se le practicó la eutanasia bajo el marco legal. A través de sus caricaturas, Matador –hijo de Ovidio– ilustró la lucha de un hombre por hacer realidad su deseo de morir dignamente.
Este trabajo no solo propone la caricatura como una forma de bioética narrativa, sino que reconoce la manera como el caso de Ovidio se convirtió, a través de la mirada crítica de Matador, en un ejercicio público de pedagogía deliberativa. La autora muestra el poder de la imagen para abordar temas tan sensibles y complejos como la eutanasia y reafirma que educar en bioética es educar en conocimientos, valores, emociones y práctica de la coherencia.