Un encuentro fortuito condujo a una relación extraordinaria.
Al tropezarse con un desconocido enmascarado en un glamuroso baile en Melbourne, a Emma se le aceleró el pulso. Y eso fue antes de que el desconocido se presentara. Era Alexander Hastings, un director ejecutivo multimillonario, lo que lo situaba fuera de su círculo.
Pero Alex mostró mucho interés por Emma. Y, solo por una vez, ella salió de la sombra que proyectaba su familia sobre su vida y fue al ático del multimillonario. La increíble conexión que se estableció entre ambos despertó en ella el deseo de aquello que nunca se había permitido desear, de lo único que Alex no podía ofrecerle: ¡amor eterno!