A pesar de las diversas aproximaciones al trabajo social crítico –desde el feminismo, poscolonialismo y perspectivas anti opresivas– una nueva agenda política debe estar impulsada por un conjunto de principios comunes. Así, el trabajo social crítico refleja una "zona de compromiso político" para estudiantes, investigadores y profesionales en primera línea, permitiéndoles tomar posiciones de resistencia frente al orden hegemónico. Esto significa tomar posición en apoyo a quienes están oprimidos, explotados o que son tratados injustamente.