Una mujer observa cómo una invasión de pavos reales se apodera del jardín de su nueva casa, y luego del barrio entero, en un país que no es el suyo. Recuerda su llegada al lugar que es ahora su hogar y cuenta cómo, mientras trata de instalarse, descubre por casualidad un taller de escritura en el que acabará encontrando a un personaje memorable. Poco a poco va entendiendo lo que significa ser extranjera, la verdadera cara que se esconde detrás de sus simpáticos vecinos, o lo que implica lidiar con una enfermedad compleja lejos de su tierra natal. Aunque pueden leerse de manera autónoma, los cuentos que componen este libro de relatos están ligados por una serie de temas que residen, silenciosos, en el trasfondo de cada historia: la pregunta por la identidad, lo complejo que resulta tantas veces vivir en otro país, la diversidad racial o la melancolía que a veces aflora por el lugar que se ha dejado atrás.
Estos relatos de Marcela Villegas —quien con su primera novela, Camposanto, ganó el Premio Nacional de Novela Corta de la Universidad Javeriana—, tienen la rara capacidad de dibujar personajes entrañables en pocas líneas, y dejar flotando en el lector situaciones que, aunque corrientes en apariencia, en su tejido minucioso nos revelan profundas verdades sobre la condición humana. Lo que hace, precisamente, la buena literatura.