El último retrato de la artista Willow Jacobs iba a hacerle triunfar. Hasta que el hijo de la retratada, Leonidas Stanhope, exigió que nunca viera la luz del día. Él era todo lo que ella no: estirado, reservado y más rico que sensato. Pero ella se mantendría firme.
Sin embargo, sus negociaciones no pudieron detener su ardiente reacción ante el griego, ¡especialmente al percibir ese mismo ardor reflejado en la feroz mirada de Leo! Podría ser la oportunidad de la inocente Willow de experimentar un placer que creía imposible... ¿Su siguiente paso? Pedirle una noche entre sus sábanas…