Su deseo de impartir justicia era inflexible… hasta que la conoció a ella.
Vincenzo de Santi había dedicado toda su vida a redimir los delitos que había cometido su familia. Por ello, cuando Lucy Armstrong le ofreció pruebas sobre las operaciones del padre de ella a cambio de su libertad, Vincenzo no mostró piedad alguna. Por muy inocente que ella pareciera…
Lucy tenía que escapar de su padre, aunque ello significara tener que negociar con otro hombre muy poderoso. Sin embargo, aunque Vincenzo afirmaba tener un corazón de hielo, sus caricias eran de fuego. Por una vez en su vida, Lucy no sintió miedo. Pero, antes de que Vincenzo pudiera dejarla libre, ella debía liberarlo a él…