Sohrab Ahmari era un adolescente que vivía bajo los ayatolás iraníes, hasta que un día deja de creer en Dios. Dos décadas más tarde, tras una juventud malgastada a ambos lados del Atlántico buscando frenéticamente dar un sentido a su vida, será recibido en la Iglesia Católica.
En Fuego y agua
relata su itinerario intelectual y su camino de conversión, desde el marxismo y el ateísmo más extremo