Pianos en llamas es el primer libro satánico de la historia de Sonora. Y con «satánico» no me refiero a la pseudorreligión que existe solo en la mente burguesa y temerosa del individuo promedio, sino al impulso adverso a lo pusilánime, a la pulsión de lo intelectual por encima de la pedestre superstición que ha infectado a Occidente. Me refiero al espíritu del titanismo de William Blake, de Charles Baudelaire, quienes vuelven a vivir en el cuerpo color lodo de mi amigo Carlos Mal.
Los jueces que ciñeron a Carlos Mal con el olivo del Parnaso obviamente no leyeron más allá de las primeras páginas y jamás se dieron cuenta de que estaban premiando un libro sobre el Diablo y sobre cosas como la certeza de un mundo sin Dios o como el pavor de vivir rodeado de gente que piensa que es normal darse golpes en la cara, sobre el gel para el cabello, sobre arte clásico, sobre literatura sonorense, sobre la muerte, sobre el suicidio y sobre esa vez en la que se fumó un cigarro frente a la Mona Lisa.
Espero que ustedes sí lo lean completo. Que lo disfruten. «Tolle corpus Satani».