Cuando llegan a este mundo, los niños tienen derecho a recibir afecto, una alimentación saludable, a acudir a una escuela abierta a la vida... Ahora bien, ¿de qué servirá todo eso si no tienen derecho también a disfrutar de un planeta saludable? Por eso tienen todo el derecho a decir "¡Basta!", para que por fin lo dejen de maltratar.