Te podría contar que este verano me fui a las idílicas islas griegas con el cañón de mi novio. Que hice el amor en una cala escondida en Mykonos, que probé la deliciosa comida griega y disfruté de las increíbles puestas de sol de Santorini. Pero cuando tu pareja te confiesa que es gay y se marcha a vivir a Australia con el clon de Chris Hemsworth todos esos planes se esfuman.
Y te preguntarás, ¿qué hice entonces?
No se me ocurrió mejor cosa que hacer el camino de Santiago. No me gusta madrugar, ni cansarme y mucho menos sudar, pero sin duda lo volvería a hacer una y mil veces más.