Un legado invaluable que nos invita a seguir leyendo, escribiendo y soñando
Cada minuto es un «enigma irrepetible» y la existencia, «vagos vestigios de ceniza en el aire». Pero «en medio de esta indiferencia», sucede lo improbable: el acontecer poético propicia el diálogo con el otro, con el mar, con los animales que pueblan el planeta. La poesía consuma el milagro hasta que el silencio destroza el encanto.
Los poemas de
Islas a la deriva —escritos entre 1973 y 1975— contienen el mensaje de un náufrago en el tiempo, prueba material y definitiva de su paso por esta vida.