Nunca hubo un conejo más mal hablado, rebelde y salvaje que Malvado Conejito. Entre sus fechorías y la de sus amigos, los Conejos del Infierno, están: hacerle trompetillas al Señor Zorro, comer hamburguesas de lombrices, desvelarse todas la noches y aventarle patatas al Club de las Comadrejas. O por lo menos eso es lo que cuenta en la carta que dejó sobre su cama un día después de la escuela…