Hoy día, el exceso de información, de transparencia y de rendimiento nos ha conducido a un tiempo incapaz de callar ni de concluir ningún proceso, un tiempo que ya no exhala ningún aroma. Pero el pensamiento no es posible sin silencio. Para poder pensar y concluir, hay que poder cerrar los ojos y contemplar. "Hoy es necesaria una evolución del tiempo, que produzca otro tiempo, un tiempo del otro, que no sería el del trabajo, una revolución del tiempo que devuelva a este su aroma."