Era la noche de una excitante subasta de arte en Londres y a Cally Greenway estaban a punto de encargarle el trabajo de restauración de sus sueños… pero el cuadro fue a parar a manos de un pujador anónimo. Desolada y abatida, Cally encontró refugio en los brazos de un guapo e implacable desconocido. El hombre que había comprado su querido cuadro, ¡el príncipe de Montéz!Por decreto real, Leon convocó a Cally. Su Majestad deseaba una amante: sumisa, atractiva y… ¿embarazada?