En la Iglesia soplan otros vientos que proceden del Sur. Se respiran los nuevos aires primaverales del Concilio Vaticano II presentes en el Documento de Aparecida (2007) y en la presencia carismática y renovada del sucesor de Pedro, Francisco. El perfil de Francisco en todo lo que tiene de renovador, de hombre de Dios, de profeta, de samaritano y experto en humanidad, tiene su origen en el Sur, por venir "desde el fin del mundo", del continente de mayor desigualdad en el mundo y donde la opción por los pobres tiene la señal de identidad y la marca del Evangelio desde los tiempos proféticos de Medellín.