Cervantes convirtió el Quijote en patrimonio de la literatura universal. La obra era y ha sido siempre para todos; pero sólo su repetida lectura a través de las edades de la vida puede conducir a su pleno goce y comprensión -experiencia atestiguada por lectores de todas las épocas y lugares -, sintiendo al mismo tiempo que no se ha llegado ni se llegará nunca a su fondo insondable. Cervantes no podía prever las formas futuras de la cultura humana, pero no hay duda de que creó en el Quijote una visión del hombre y de la vida que ha probado ser válida y verdadera para siempre, al lograr expresar lo esencial, eterno e incambiable de la naturaleza humana y el universo.