Tiempo atrás algunos psicólogos pensaron que para comprender mejor la conducta y la
psique humanas, tal vez tendrían que incorporar al estudio de la persona su posible dimensión trascendente.
¿Y si el sufrimiento de algunas personas se debía a que no podían o no sabían dar curso a su espiritualidad? Por sus consultas pasaban pacientes sin graves problemas que sentían una angustia vital no fácilmente explicable.
Concluyeron que prácticas de distintas religiones proveían al individuo de herramientas para conseguir mayor bienestar y felicidad en sus vidas. En este libro las encontrará.