El sufrimiento y la muerte de Jesús fue mucho más que una trágica ejecución romana: cumplía las antiguas profecías judías de una boda, cuando Dios se casaría con la humanidad en un pacto nupcial eterno.
San Pablo enseña que Cristo es el Novio, y la Iglesia la Novia. Pero ¿qué significa eso realmente? ¿Cómo es posible comparar la muerte de Cristo con el amor de un marido? ¿Por qué lo llama el gran misterio? La clave se encuentra en las Escrituras y en la tradición judía, cuando se considera la historia de la Salvación, desde el monte Sinaí hasta el monte Calvario, una historia de amor divino entre el Creador y su criatura, entre Dios e Israel, entre Cristo y su Iglesia.