La salud mental atraviesa una crisis, que no logra atenuar ni la gigantesca oferta de entretenimiento multimedia ni la industria del psicofármaco.
El autor explora la crisis de sentido y el desasosiego vital que esta origina, y ofrece el auxilio de la gran Literatura, en especial de la Poesía, para armonizar el complejo mundo de la afectividad personal. La vida se torna así menos dependiente de los efímeros estímulos del ocio digital o del recurso compulsivo a los remedios químicos.