Tras la lectura de un pasaje de la Biblia en las celebraciones litúrgicas, el lector o lectora concluye siempre: «Palabra de Dios». Un hecho tan habitual en la vida del cristiano, suscita sin embargo no pocas preguntas: ¿cómo puede ser Palabra de Dios lo escrito en un libro humano?; ¿por qué escuchamos la Palabra de Dios precisamente en unos determinados libros, los que forman y componen la Biblia?; ¿cuál es la parte de Dios y la parte humana en la composición de esos libros?; ¿cómo pueden conjugarse ambos autores?; ¿qué consecuencias tiene todo esto para una lectura e interpretación adecuada de la Biblia dentro de la Iglesia? Dar respuesta a estas cuestiones es el objeto de este volumen.