El capitán Montoya de José Zorrilla el capitán cree asistir a su propio funeral (Aquél es su mismo entierro, / su mismo semblante aquél; / no puede quedarle duda, / su mismo cadáver es.), pero luego despierta y el mozo Ginés le dice que debe de haberlo soñado, pues él lo ha encontrado tendido en la iglesia sin conocimiento. Al final, Ginés tiene una revelación propia de la literatura gótica.