arranca de un tirón la tapa que nos oculta y deja claro que somos un entramado de obsesiones en extraño equilibrio. La escritura de Yael Weiss se cuela magistralmente a nuestro propio confín. Entre la intimidad y el mundo exterior, la resignación y la esperanza, en los entresijos de la cordura y la razón, los personajes de este libro están en combustión, a punto de saltar de la página. Aquí se sostiene como en ningún otro sitio la siguiente máxima: vistos de cerca todos somos extravagantes.