El aristócrata escocés Lord Edward Glenarvan descubre, durante un viaje de recreo en la costa escocesa, en el estómago de un tiburón martillo un mensaje dentro de una botella lanzada por Harry Grant, capitán del bergantín Britannia, que ha naufragado dos años antes (1862) junto con dos miembros de la tripulación. A petición de Roberto y María, los hijos del capitán, decide lanzar una expedición de rescate, cuya principal dificultad consiste en que los datos del mensaje lanzado por los náufragos son ilegibles, excepto la latitud: 37º S.