A las dos serán las tres
Om bogen
El más puro estilo Sergi Pàmies: diez cuentos autoficcionales que parecen diez confesiones íntimas, con la dosis exacta de ironía para soportar los fracasos más cotidianos.
En los cuentos de
A las dos serán las tres los límites entre la ficción y los géneros se difuminan: lo que de entrada parece una revisión autobiográfica acaba por convertirse en un juego donde la fantasía tiene un papel fabulador, siempre al servicio de una narrativa que galopa constantemente entre la ironía más perspicaz y su capacidad para hacer frente a los fracasos y las experiencias cotidianas.
Fiel a su voz y estilo inconfundibles, los diez cuentos que conforman este libro se asemejan a diez confesiones íntimas: conviven aquí, por ejemplo, un autor que investiga la relación implícita que hay entre su primera experiencia sexual y su primer ejercicio literario, un padre que le pide a su hijo que lo introduzca en el universo de las aplicaciones para ligar, un dramaturgo con tendencias depresivas que debe enfrentarse a la trágica historia de la muerte de su abuela o una pareja que pretende decirse lo mucho que se quiere y acaba por decirse, sin quererlo, todo lo contrario.
A través de su prosa diáfana, elegante y elocuente, Pàmies profundiza en el dominio de la delicadeza y la digresión, con una mirada resignadamente incierta sobre el paso del tiempo.
«Diez cuentos como diez mazazos en la cabeza, un fuego brusco que aparece abruptamente ante la mirada del lector el tiempo justo para inquietarlo» (Ponç Puigdevall,
El País).
«Con una seguridad siempre en equilibrio, pero, al fin y al cabo, más sólida –los años acumulados y los kilómetros recorridos están ahí–, Pàmies expone capítulos autobiográficos en un libro altamente personal que se deja leer como unas memorias» (Valèria Gaillard,
El Periódico).
«Pàmies es honesto y profundo, pero nunca abandona la ligereza y la ironía, a las cuales suma una gran capacidad de observación y un talento particular para la ternura» (Patricio Pron,
Letras Libres).
«Pàmies convierte la literatura en una forma de amistad» (Nadal Suau,
El Mundo).