Había rumores que decían que aquel hotel estaba embrujado y habitado por los espíritus de un grupo de señoritas de mala reputación... Una de ellas era Rose. Debía ayudar a Ned Mulgrew y a su estirada prometida a encontrar la felicidad conyugal. Pero nada más ver al sexy abogado, Rose decidió que lo quería para ella solita.A su favor, tenía todos los trucos que podía enseñarle a Ned en el dormitorio; aunque no hicieron falta porque, después de un solo beso, Ned estuvo dispuesto a cualquier cosa... por mucho que ella se desvaneciera en el aire de vez en cuando.