Muchas frustraciones empiezan desde la nada, pero bajo el influjo de patrones neuronales desquiciados: un silencio, una omisión, un olvido... Nada ha ocurrido, salvo un desacuerdo, un problema: y este debe solucionarse a través de una comunicación llena de empatía, en sintonía de corazones.
El autor aborda en esta ocasión el perfeccionismo y la imperfección, el respeto al otro, el egocentrismo y el romanticismo como disolventes de una auténtica relación de pareja, y el correcto entendimiento del amor y del sexo, encaminados a hacerla perdurar. Mediante el pudor, además, el sexo conservará buena parte de su valor y de su misterio.