Chavales del arroyo
Om bogen
SINOPSISChavales del arroyo, escrita en 1955, es la primera novela de Pasolini y es la mejor puerta de acceso a su obra. Se trata de una extraordinaria crónica de la vida en los suburbios de Roma durante los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, y es una obra maestra —tanto por sus aspectos etnográficos como por los puramente literarios— que atrapa la atención desde la primera línea. Pasolini va retratando a personas cuyas vidas siguen una lógica periférica, ajena a las ilusiones tanto de las clases altas como del obrerismo tradicional. Además, la potente mirada del que sería después un gran cineasta recorre las casas y las calles de Roma, de manera que la ciudad es otro personaje, y muy importante, del libro. Por todo esto, Chavales del arroyo es una obra clave de la literatura del siglo xx y en ella se encuentran las mejores aspiraciones del movimiento neorrealista italiano. CRITICATítulo fundamental, de una desgarradora y violenta belleza lírica. Feroz primera novela que hoy es un gran clásico del pasado siglo en lengua italiana. ABCLa belleza de este lanzamiento de Nórdica estriba en dos aspectos; el primero, en recuperar con dignidad una obra magnífica de un personaje excepcional; el segundo, en que este texto contribuyó a ampliar las miradas y balances que de la II posguerra mundial se hizo durante la reconstrucción. NORDESIAEscrita en un lenguaje que supera en ocasiones lo coloquial para situarse en lo arrabalero, “Chavales del arroyo” es una novela de desgarradora hermosura. Como una ventana que se abriera sobre los barrios bajos de la Roma de posguerra, permite ver un paisaje de chabolas, de descampados, de precariedad y miseria, que nos presenta una realidad bastante alejada de la dolce vita. SOLO DE LIBROS«Pasolini me estimula sobre todo como intelectual y como crítico. [...] En sus primeros films es muy elocuente la idea de que el Tercer Mundo empieza en los suburbios de Roma (presente también en sus novelas). Pasolini ha sido un gran mezclador de tradiciones culturales.» JUAN JOSÉ SOLER