Un cuento tragicómico que intenta ser a la vez un ejercicio de periodismo doméstico sobre la cuarentena y, por encima todo, dibujar una sonrisa en estos tiempos difíciles.
Piluka se ha dejado las llaves de casa en pleno confinamiento y tiene que atravesar la ciudad hasta la casa de su madre, en busca de otra copia, vestida con una bata fucsia, una camiseta de Caja Navarra con el lema "¡Revolución!" y unas zapatillas con la cabeza de un rastafari. También lleva consigo un balde de agua con lejía para lavarse las manos. En su rocambolesco viaje se topará con policías de los balcones, y de los de verdad, paseadores de perros y barras de pan, todo tipo de zombis y cimarrones del covid-19…