A Neil Armstrong siempre le gustaron los aviones y las exploraciones estelares. Por eso, cuando por primera vez en la historia quisieron enviar una nave pilotada por personas a la Luna, se apuntó como astronauta sin pensarlo. ¡Y lo escogieron!
Junto con sus amigos y colegas Buzz y Collins, subió al Apolo 11 rumbo a la Luna, y, con su traje de astronauta, Armstrong se convirtió en la primera persona que ponía un pie en su superficie.