Julio Vilches es un valenciano que a finales de los años setenta llegó a la isla de Sálvora, reserva natural de las Rías Baixas, para hacerse cargo del faro que acompaña a los barcos que se adentran en la ría de Arousa. Allí descubrió un mundo de libertad e imaginación inagotable tras cuarenta años de franquismo. Porque los quehaceres en el faro dejan también tiempo para disfrutar la maravilla de la vida: fiestas de solsticio a la luz de hogueras, amores y amigos en abundancia o una emisora de radio con la que cada noche Julio y otros fareros amenizan el tránsito de barcos mercantes y planeadoras de narcotraficantes. Sálvora es refugio seguro de náufragos y piratas modernos, pescadores furtivos y turistas extraviados. Y es, ante todo, un gran canto a la vida libre.