Consciente de que la poderosa familia Verdi podría arrebatarle su bebé si así lo deseaban, Portia Makepeace no tenía otra opción que irse con Lucenzo Verdi a su casa en la Toscana.
Era obvio que Lucenzo creía que ella no era más que una cazafortunas, pero Portia no pudo evitar enamorarse de él. Cuando le ofreció convertirse en su esposa, no sabía si es que estaba convencido de su inocencia o si tenía otros motivos más oscuros.