El seductor rey Vasco Montoya era imparable. Tras enterarse de que la muestra que había donado en su juventud a un banco de esperma había sido utilizada, había decidido reclamar a su heredero y, por ende, a su encantadora madre.
Stella Greco estaba decidida a proteger a su pequeña familia de aquel desconocido. Pero su vida dio un giro y no le quedó más remedio que recluirse en el reino de los Montoya para empezar de nuevo. Incluso antes de llegar, la magia del cuento de hadas de Vasco empezó a desplegarse. Claro que los finales felices no eran tan simples como un beso, por muy ardiente que fuera.