Una vez que Lorenzo Valente ponía el ojo en algo o en alguien, nunca se echaba atrás. Su mujer, Chloe, podía decir que lo odiaba, pero solo unas semanas antes decía adorarlo, y eso demostraba lo que siempre había creído: que el amor era una emoción inestable.
Chloe estaba dispuesta a adoptar a la hija de su difunta amiga y quería empezar de cero… eso incluía la anulación de su matrimonio.
Al ver a Chloe como madre, Lorenzo estuvo más decidido que nunca a recuperarla, y a exigir la noche de bodas que no tuvieron.