Había en Gloucester un sastre que era muy buena persona, y cuando le sobraba algo de tela después de terminar las ropas y trajes que le encargaban, dejaba los trocitos de tela para hacer chalecos para ratones. Un día le encargaron una casaca de seda roja muy bonita, con toda clase de bordados, y un chaleco que iba a juego. Al sastre se le terminó el hilo rojo que le hacía falta para coser los ojales de la chaqueta, así que mandó a su gato Simplón a que comprara el hilo, y se echó a dormir. ¿Queréis saber qué es lo que pasó en el taller del sastre, mientras éste dormía tranquilamente en su casa? Pues no tenéis más que escuchar este divertido audiocuento y todas sus canciones.
Beatrix Potter creció educada por institutrices y por lo tanto no conoció a muchos niños de su edad. Pasaba sus días observando la naturaleza de Escocia, lo que le brindo un gran amor por los paisajes, la flora y la fauna. Sus estudios y pasión por pintar hongos locales la llevaron a ser muy respetada en el área de los estudios de hongos en una época en que las opciones de educación superior para mujeres era muy limitada. La escritora y científica vivió sus últimos días escribiendo por placer y trabajando sus tierras.