En una era en la que la tecnología puede llegar a modificar nuestra esencia biológica, el humanismo está en jaque. Categorías como persona o género, de larga tradición en el pensamiento occidental, han sido redefinidas desde los núcleos el poder. Las fronteras entre hombre y animal se diluyen, y se habla de superar lo humano mediante la innovación genética.
El autor considera peligrosa esta alianza contemporánea entre materialismo y técnica, y propone un modelo ético de raíz cristiana, que pueda dar respuesta a las contradicciones del individualismo radical del siglo XXI.