En esta obra tenemos la información necesaria para comprender la cosmovisión monotíesta judía. Vemos que la idea de Jesús como Dios era perfectamente reconciliable con esa cosmovisión, y que la Cristología más temprana ya era la más elevada: Jesús es Dios. Tanto el Jesús exaltado, como el humano y crucificado pertenecen a la identidad única de Dios.
Bauckham explica que esta visión tiene consecuencias importantes para la idea del Nuevo Testamento sobre Dios. La identidad divina de Jesús se encuentra tnato en su humillación, sufrimiento y muerte, como en su gloria celestial.