Los cristianos participan en la apologética cuando construyen puentes hacia la fe. Esto, sostiene Alister McGrath, es tanto una ciencia como un arte. La apologética es una ciencia, porque está firmemente basada en el cristianismo, demostrando y defendiendo su veracidad. Sin embargo, y de igual manera, es un arte, el intento creativo de combinar la proclamación del evangelio con las necesidades y las inquietudes de personas de carne y hueso. Por consiguiente, la apologética es parte vital y necesaria del bagaje de todos los cristianos del mundo, sobre todo de aquellos involucrados en la predicación y la evangelización.