Para Daniel Warren, exitoso arquitecto neoyorquino, diseñar el nuevo Club de Ganaderos de Texas era todo un reto. Lo mismo que conocer a la deliciosa Elizabeth Milton. La fogosa heredera combinaba la elegancia con el estilo texano, una mezcla imposible de resistir.
Pero lo único que podían tener era una aventura. Elizabeth estaba obligada a quedarse en Royal si no quería perder su herencia. Y el trabajo de Daniel pronto lo obligaría a marcharse de allí. Salvo que alguno de los dos decidiese sacrificarse y anteponer el amor a todo lo demás.