Durante el verano de 1974, un grupo de acomodados urbanitas convergirán en Atzavara, un pueblecito de montaña cercano a la costa mediterránea. Allí transformarán las casas abandonadas en mansiones particulares y crearán una comunidad basada en el sueño liberal, posible gracias a la sospecha del ocaso de la dictadura.
A través de un relato dividido en cuatro voces distintas, Los alegres muchachos de Atzavara describe magistralmente una época marcada por el fin de la represión social y sexual, detallando las características, los prejuicios y las contradicciones de una burguesía acomodada y moderna que se resiste a olvidar sus sueños de juventud.