El "Diario íntimo" de Miguel de Unamuno podría llevar como título más bien el de "Diario místico o religioso", ya que el noventa y nueve por ciento de los apuntes tiene ese trasfondo.
Estos cinco cuadernillos presentados sin notas ni introducción ni prólogo están escritos en la última década del siglo XIX (el último cuadernillo tiene como fecha apuntes de 1902), cuando el filósofo bilbaíno tenía entre treinta y cuarenta años y la obsesión religiosa ocupaba buena parte de sus pensamientos.
El Unamuno que aquí aparece es un ortodoxo que se reafirma en una fe sin fisuras y en una búsqueda de un camino en el que la duda existencial que en años posteriores será una de sus señas de identidad no parece tener cabida. Es un hombre reafirmado en la fe de sus mayores a la que modela de una forma radical y vehemente personalmente. Nada del Unamuno dubitativo que los manuales de filosofía describen posteriormente en su vida. Este diario, sin la firma por medio, podría ser el de un santo español del XVI; la única concesión a su tiempo son las referencias al socialismo, entendido más como fraternidad universal que como un modelo socioeconómico de soluciones. Entre medias, de vez en cuando aparecen algunos apuntes de alguna otra materia, aunque siempre relacionándolas con el numen central del libro y que son las que uno ha leído con mayor interés.