El hombre que perdió su imagen
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Taziz era pobre, aunque él no tenía la culpa de serlo, ya que nadie tiene la culpa de ser pobre o rico. Pero lo más insólito del caso de Taziz no es que fuese pobre, sino que ni siquiera lo sabía. Y por eso, era feliz.
Taziz vivía en lo alto de las montañas, cuidando de sus rebaños, cortando leña, leyendo alguno de los pocos libros que tenía... Trataba de no pensar mucho pero de vez en cuando no podía evitar preguntarse cómo sería no sentirse solo. Porque si el día tenía su contrario, la noche, y el frío tenía su contrario, el calor, ¿cómo sería lo opuesto a esto que él sentía todo el rato, la soledad?
Se consolaba pensando que algún día iría a la ciudad, conocería a otra gente... aunque era algo que veía tan lejano y distante que no le daba miedo. Sus padres siempre le habían recordad que debía temer a los hombres, ya que eran seres mezquinos, egoístas, envidiosos...
La vida de Taziz transcurre apacible hasta que un día, al verse reflejado en el agua del río, se da cuenta de que el agua le ha robado su imagen, y al perseguirla por el cauce comenzará la más increíble de las aventuras.
Este audiolibro está narrado en castellano.
Jordi Sierra i Fabra nació en Barcelona el 26 de julio de 1947.
Es conocido por su obra como escritor de literatura infantil y juvenil y su trabajo como periodista musical. Su vocación de escritor es clara y firme desde muy temprano: confiesa que dio sus primeros pasos con tan sólo ocho años de edad y a los doce años ya escribió su primera novela larga, de quinientas páginas.
Pese a su clara vocación no contaba con la aprobación o el entusiasmo de sus padres, quienes al acabar el bachillerato le obligaron a trabajar en una empresa de construcción durante el día y a estudiar para ser aparejador durante la noche.
De su infancia ha dicho que "fui tres veces reprimido: por mi padre, por el régimen y por la escuela franquista".
Aún así, su determinación y su tenacidad son más fuertes que cualquier obstáculo y sus insistentes cartas semanales a la cadena de radio Cadena Ser le llevaron a convertirse en uno de los fundadores de la revista "El Gran Musical" en 1968.
En 1970 pudo abandonar los estudios para convertirse en comentarista musical, lo que le permitió viajar por todo el mundo con grupos y artistas del momento mientras cubría sus actuaciones y escribir reportajes.