¿Eres de los que vive empezando la dieta o un nuevo hábito el lunes? ¿Te consideras buen padre pero no tienes idea de qué necesita el cerebro de tu hijo? ¿Vives atrapado en el mismo patrón de relaciones tóxicas? ¿O te pasa que, incluso habiendo logrado un súper cambio, dura tan poco que hasta tú mismo te perdiste la fe?
Adivina. ¡Tu cabeza te engaña! ¡Y la idea es que la engañes tú!