San Agustín de Hipona, no contento con las descripciones anteriores del alma, dedica un libro exclusivamente a averiguar la inmortalidad del alma que verá la luz en el año 387. En todo caso, recordemos que en un libro anterior, San Agustín todavía quedaba con algunas dudas de que el alma fuera inmortal, pues si bien es cierto que la dialéctica y las demás ciencias que nos muestran la verdad son perfectas, también es cierto que cuando el hombre muere morirían al mismo tiempo lo que él sabía sobre dichas ciencias. En esta obra se refleja cómo el obispo de Hipona nos describe el alma y la verdad en profundidad.
"La inmortalidad del alma" es una obra imprencindible para el cristianismo que analiza al ser humano y su trayectoria vital como camino de la eternidad así como la introspección del ser como vía para llegar a la inmortalidad.