Este libro reconstruye, desde una óptica política, la trayectoria y las vicisitudes del Patrimonio Real de la monarquía española entre 1808 y 1876. Se trata del estudio de una institución escasamente investigada y que, sin embargo, tuvo una importancia trascendental en la configuración de la nueva monarquía y del nuevo Estado-nación a lo largo del siglo XIX.