La última persona a la que esperaba ver en su puerta la viuda Vanessa Thorpe era a Tristan Thorpe, el hijo de su difunto esposo. Tristan se interponía entre ella y la herencia que tanto necesitaba, por lo que, a pesar de la atracción que había entre ambos, Vanessa no podía permitirle ganar. En opinión de Tristan, Vanessa no era más que una especie de trofeo; una mujer joven, hermosa e inteligente que se había casado con su padre por su dinero. Tenía intención de desvelar hasta sus secretos más oscuros… hasta que una acalorada discusión desembocó en un beso apasionado…