Guadalupe Santa Cruz nos traslada esta vez a la geografía del desierto, su gente, sus oficios, sus anhelos y opacidades. Esta es una novela cuya trama gira en torno al seguimiento de una aparente narcotraficante. Una trama simple, aparentemente, con un lenguaje personal que expone con relativa transparencia, y rescatando palabras del habla local -bastante en desuso por el lenguaje "culto"-; una escena que nos permite incorporarnos a lógicas de mundos desconocidos: las del seguimiento, la corrupción, el miedo y el terror, los interrogatorios, la visión conspirativa del entorno.