"La gaviota", de Antón Chéjov, se estrenó en 1896. Aunque su primera puesta en escena fue un fracaso rotundo, el tiempo se encargaría de convertir esta obra en una de las joyas del arte ruso.
En esta historia se puede entender la visión del autor, quien con su escritura sencilla y su facilidad de plasmar la vida cotidiana, rompió con las grandes tragedias clásicas que relataban las hazañas de reyes y héroes, y sentó precedentes para el teatro moderno.
"La gaviota" narra la historia de varios artistas que se reúnen en una casa de campo para descansar: está Irina Nikolaievna Arkádina, actriz soberbia, tacaña y orgullosa; Boris Trigorin, escritor famoso y pareja de Irina; Konstantin Treplyov, hijo de Irina, aspirante a escritor, quien siempre ha luchado por la aprobación de su madre y Nina Zarechnaya, hija de un terrateniente de la zona, enamorada de Konstantin y aspirante a actriz, que está dispuesta a dejarlo todo por cumplir su sueño.
Esta una obra donde poco acontece, por lo menos en el exterior, pero donde los sentimientos y reflexiones de los personajes van creando lentamente el desenlace. Chéjov habla de amor, arte, melancolía y sueños irrealizables, de gente normal en sus rutinas.